La historia de la Virgen de Guayente: una leyenda de fe y construcción

Según la leyenda, allá por el año 1.070, un señor del Valle de Benasque, iba paseando por la zona dónde actualmente se encuentra el Santuario de Guayente, cuando oyó unas voces que cantaban la salve. Al acercarse vio una imagen de Nuestra Señora en el interior de una cueva. La recogió y la llevo al vecino pueblo de Sahún. Al día siguiente la imagen había desaparecido y la volvieron a encontrar en el mismo lugar dónde la encontró el Señor de Benasque. Este hecho ocurrió por dos veces.

A partir de allí, se construyo una ermita para su adoración.

A finales del S. XIII, un descendiente del Señor de Benasque comprendió que aquella ermita era insuficiente, por lo que concibió la idea de construir una iglesia, pero justo en aquel momento, un resplandor le invadio y oyó una dulce música, lo que interpreto como un deseo de la Virgen.

¿Pero cómo construir una iglesia en este lugar? ¿Cómo levantar una iglesia en estas rocas? ¿Cómo subir los materiales y encontrar a las personas capaces de llevar a cabo este proyecto?- Pensaba…

Otro día don Pedro, que así se llamaba, fue al mismo paraje para intentar ver cómo llevar a cabo esta obra, y mientras daba vueltas y vueltas, aparecieron dos muchachos, con los que entabló una conversación.

Durante la conversación don Pedro sacó el tema y los dos muchachos, expusieron la forma en que debía ser llevado a cabo el proyecto, quedando don Pedro sorprendido de los conocimientos que poseían y de la facilidad para resolver todos los inconvenientes. Don Pedro les encargo el proyecto.

Era sorprendente como avanzaban las obras y al fin llego la conclusión de las mismas. Los muchachos no quisieron remuneración alguna y desaparecieron sin saber nadie como.

La Virgen de Guayente es el lugar dónde los habitantes del Valle, a lo largo de las generaciones celebran los actos familiares más importantes (bodas, bautizos, ….), donde expresamos nuestra fe, y a quién nos amparamos.

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